Mariposa, hoy quiero compartir esta historia contigo... no se quién la escribió, no se donde sucedió, si los nombres fueron cambiados, solo se que es una bella historia de vida de donde podemos sacar gran enseñanza:
El primer día de clases, la profesora Lupita, maestra del 5º grado de primaria, les dijo a sus nuevos alumnos que a todos los quería por igual.
Pero eso era una mentira, porque en la fila de adelante se encontraba hundido en su asiento Juanito, a quien la profesora Lupita conocía desde el año anterior y había observado que él era un niño que no jugaba bien con los otros niños, que sus ropas estaban desaliñadas y constantemente necesitaba un baño.
Con el paso del tiempo, la relación entre la profesora y Juanito se volvió desagradable, a tal punto que esta sentía mucho gusto al marcar sus tareas con grandes taches en color rojo y poner una gran "F" en el encabezado.
Un día la escuela le pidió a la Sra. Lupita revisar los expedientes anteriores de cada niño de su clase y ella puso el de Juanito hasta el final. Sin embargo, cuando revisó su archivo, se llevó una gran sorpresa.
La maestra de primer grado de Juanito escribió "Juanito es un niño brillante con una sonrisa espontánea. Hace sus deberes limpiamente y tiene buenos modales; es un deleite tenerlo cerca".
Su maestra de segundo grado escribió: "Juanito es un excelente alumno, apreciado por sus compañeros pero tiene problemas debido a que su madre tiene una enfermedad incurable y su vida en casa debe ser una constante lucha". Su maestra de tercer grado escribió: "La muerte de su madre ha sido dura para él. Trató de hacer su máximo esfuerzo pero su padre no muestra mucho interés y su vida en casa le afectara pronto sino se toman algunas acciones".
Su maestra de cuarto escribió: "Juanito es descuidado y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase". En este momento la Sra. Lupita se dio cuenta del problema y se sintió apenada consigo misma.
Se sintió todavía peor cuando al llegar la Navidad, todos los alumnos le llevaron sus regalos envueltos cada uno de ellos en papeles brillantes y preciosos listones, excepto por el de Juanito. Su regalo estaba torpemente envuelto en el pesado papel café que tomó de una bolsa del súper.
Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró dentro de ese papel un brazalete de piedras al que le faltaban algunas y la cuarta parte de un frasco de perfume. Pero ella minimizó las risas de los niños cuando exclamó: - !Qué brazalete tan bonito, poniéndoselo y rociando un poco de perfume en su muñeca! Juanito se quedó ese día después de clases solo para decir: - "Sra. Lupita, hoy usted olía como mi mama solía hacerlo".
Después de que los niños se fueron, ella lloró por lo menos durante una hora. Desde ese día ella renunció a enseñar solo lectura, escritura y aritmética. En su lugar, ella comenzó a enseñar valores, sentimientos y principios a los niños.
La señora Lupita le tomó especial atención a Juanito. A medida que trabajaba con él, su mente parecía volver a la vida. Mientras mas lo motivaba, mas rápido respondía. Al final del año, Juanito se había convertido en uno de los niños mas listos de la clase y a pesar de su mentira de que ella quería a todos los niños por igual, Juanito se volvió uno de sus consentidos.
Un año después, ella encontró una nota de Juanito debajo de la puerta del salón, diciéndole que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida. Pasaron seis años antes de que recibiera otra nota de Juanito. Él entonces le escribió que ya había terminado la preparatoria, había obtenido el tercer lugar en su clase, y que ella todavía era la mejor maestra que había tenido en su vida. Cuatro años después, recibió otra carta, diciéndole que no importando que en ocasiones las cosas habían estado duras, él había permanecido en la escuela y pronto se graduaría de la Universidad con los máximos honores. Y le aseguró a la Sra. Lupita que ella era aun la mejor maestra que él había tenido en toda su vida.
Luego pasaron otros cuatro años, y llegó otra carta. Esta vez le explicó que después de haber recibido su titulo universitario él decidió ir un poco mas allá. Y le volvió a reiterar que ella era aun la mejor maestra que él había tenido en toda su vida. Solo que ahora su nombre era mas largo y la carta estaba firmada por el Dr Juan R. Bustamente G.
El tiempo siguió su marcha y en una carta posterior Juan le decía que había conocido a una chica y que se iba a casar. Le explicó que su padre había muerto hacia 2 años le preguntó si accedía a sentarse en el lugar que normalmente esta reservado para la mamá del novio. Por supuesto que ella accedió. Para el día de la boda usó aquel brazalete con varias piedras faltantes y se aseguró de usar el mismo perfume que le recordó a Juan a su mamá la última Navidad. Ellos se abrazaron y el Dr. Bustamante susurró al oído de la Sra. Lupita:"Gracias Sra. Lupita por creer en mi. Muchas gracias por hacerme sentir importante y por enseñarme que yo podía hacer la diferencia". La Sra. Lupita, con lágrimas en sus ojos, le susurró de vuelta diciéndole: "Juan, tu estas equivocado. Tu fuiste el que me enseñó que yo podría hacer la diferencia. No sabía como enseñar hasta que te conocí".